Buscamos una razón para hacer las cosas, que algo o alguien nos guíe. Al parecer es más fácil tomar el camino de otros pensando que es más seguro, que buscar el camino propio y aprovechar esa fuerza que nos pone en movimiento.
Algún día escuché decir que la fuerza del viento era tan potente que genera energía, o que la resistencia del acero podía soportar toneladas de peso. Sin embargo, aprendí que la fuerza más grande es aquella que nos levanta cada día y nos lleva a realizar una acción.
Cuando nacemos empieza el aprendizaje, caminar es uno de los logros más importantes de la vida, porque a pesar de no lograrlo en el primer intento, el bebé se levanta, repite una y otra vez hasta lograrlo. Este acto me parece maravilloso, porque nos enseña desde muy pequeños que el proceso para alcanzar una meta, está lleno de intentos, fracasos, estrategias, pero sobre todo, de motivación.
Entonces, ¿por qué existen momentos de la vida que olvidamos los ingredientes principales para lograr algún objetivo o meta? Cada uno de nosotros tiene su propia respuesta y a cada uno corresponde buscar esa fuerza motriz que hará que nos levantemos de nuestro lugar, para hacer algo por nosotros mismos y para los demás.
Comparto los factores que a mí me ayudan a levantarme cada día, incluso en momentos difíciles como los que estamos pasando en el mundo, donde la salud se ha convertido en un artículo de primera necesidad.
Si necesito cambiar mi visión de algún tema, escucho distintas posturas de personas que considero auténticas y honestas en su hacer. Considero las opiniones de quienes me conocen y reconocen que necesito una guía. Regreso a revisar en mi historia los pasos que he dado en el inicio de cada proceso, me abrazo y busco lo que está en mis manos para retomar el camino.
Después de muchos años en la docencia, comprendí que al atender las preguntas de mis estudiantes y lograr describir una respuesta en su propio lenguaje, se renueva esa fuerza que me mueve desde dentro.
En los últimos 5 años, con esa fuerza que provoca el movimiento y de la mano de un grupo de mujeres comprometidas, desarrollamos un proyecto educativo de colaboración para que muchas personas jóvenes y adultas se apoyen y concluyan sus estudios; y ¿por que no?, encuentren su propia fuerza interior que los mantenga en movimiento.
Celia Araujo Monroy
Especialista en contenido digital educativo.
Soy una mujer que trabaja en lo que ama, soy maestra de matemáticas. Mi profesión es Ingeniería química, con maestría y doctorado en Ciencias. Estuve algunos años en la investigación y la docencia, pero mi deseo fue siempre dedicarme a ser maestra de tiempo completo. Por esa razón, de forma presencial durante 20 años y los últimos 8 en línea, mi trabajo me permite apoyar a los estudiantes, reconociendo sus dificultades con las matemáticas y apoyándolos de una forma efectiva. Actualmente me dedico a la creación de contenido digital -para la enseñanza de las matemáticas- con el que aprenden más de 6000 estudiantes de todo el mundo.